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Transición hacia la sostenibilidad en Uruguay: un camino hacia la producción responsable

Uruguay se distingue por su vasta extensión de tierras aptas para el uso agropecuario, alcanzando 16,4 millones de hectáreas, lo que representa más del 90% de su territorio.


La transición hacia modelos de producción sostenible en Uruguay es un proceso crucial que se centra en el uso eficiente de los recursos, la energía y la protección de los medios de vida, especialmente de los más vulnerables, y con un enfoque de género. Este cambio no solo busca mejorar la producción agropecuaria, sino también garantizar que se realice de manera que respete el medio ambiente y fomente el bienestar social.

Sostenibilidad y Sustentabilidad
Sostenibilidad y Sustentabilidad

Para lograr una sostenibilidad efectiva en el desarrollo, es fundamental que la producción incorpore soluciones basadas en la naturaleza y de bajo impacto ambiental. Esto incluye estimular alianzas público-privadas en sectores estratégicos como la agricultura y la economía verde, donde la colaboración puede generar resultados significativos. Uruguay se distingue por su vasta extensión de tierras aptas para el uso agropecuario, alcanzando 16,4 millones de hectáreas, lo que representa más del 90% de su territorio. Este potencial no solo satisface las necesidades alimenticias de su población, que es diez veces menor que la capacidad productiva del país, sino que también posiciona al agro como un motor clave de la economía, con aproximadamente el 80% de las exportaciones originadas en este sector, que contribuye con el 7,7% del PIB.

La agricultura familiar desempeña un papel vital, generando el 30% del valor bruto de la producción agropecuaria. La agroecología, que se concentra en más de 21.000 unidades de producción familiar, representa el 61,1% de los productores y ocupa el 13,8% del área productiva. Esta modalidad no solo ayuda a diversificar la producción, sino que también empodera a las mujeres que habitan en estos emprendimientos.

Sin embargo, la intensificación productiva de los últimos años ha traído consigo una serie de desafíos ambientales. A pesar de los avances en la producción, la contaminación del agua, la erosión de suelos y la pérdida de biodiversidad son problemas que requieren atención urgente. Estudios recientes subrayan la necesidad de adoptar prácticas más sostenibles que mitiguen estos efectos negativos.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Uruguay ha estado a la vanguardia, impulsando iniciativas para promover un desarrollo sostenible. En 2021, se lanzó un informe que propone reformas centradas en la transformación económica y productiva, fortaleciendo las cadenas de valor y fomentando políticas fiscales que reduzcan los costos ambientales y promuevan una distribución más equitativa de la riqueza.

Además, se han desarrollado propuestas de políticas públicas que abordan la institucionalidad, el procesamiento y la comercialización de productos agroecológicos, con un enfoque en la certificación y el financiamiento. Estas medidas son esenciales para garantizar que la agroecología pueda escalar y contribuir a la economía local.

El PNUD también ha trabajado en la promoción de finanzas sostenibles, apoyando la emisión de bonos soberanos vinculados a resultados ambientales. Esto tiene como objetivo atraer inversiones hacia sectores con potencial para adoptar prácticas sostenibles, como la producción cárnica y lechera, que son clave para la economía nacional.

Mirando hacia el futuro, Uruguay enfrenta el reto de implementar experiencias demostrativas de producción agroecológica y prácticas ganaderas sostenibles que generen beneficios tanto productivos como para la conservación del ecosistema. Se planea trabajar en la creación de corredores biológicos y en la neutralización de la degradación de suelos en 250.000 hectáreas en los próximos cinco años.

La gestión sostenible de la biodiversidad es otra prioridad, y se buscará catalizar inversiones a través de iniciativas como Biofin, que fomentan la conservación mientras se apoya a los productores familiares, especialmente a las mujeres, facilitando su acceso a incentivos tributarios y subsidios.


La transición hacia modelos de producción sostenible en Uruguay es un camino que requiere esfuerzo conjunto entre el sector público, privado y la comunidad. Al enfocarse en soluciones que respeten la naturaleza y fortalezcan la economía local, se sientan las bases para un futuro más justo y sostenible. Este proceso no solo beneficiará al entorno, sino que también mejorará las condiciones de vida de aquellos que dependen de la agricultura y la producción, asegurando que el desarrollo sea inclusivo y equitativo para todos.

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