Impulsa Verde: un proyecto que sentó un antecedente de trabajo en sostenibilidad en la industria uruguaya
- JUAN BLANCO

- 17 ago
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“Las actividades de economía circular y de innovación son novedosas en el país, pero no solo implica que las empresas las incorporen, sino también incluye el desarrollo de capacidades nacionales”.
La Cámara de Industrias del Uruguay (CIU) tiene por objetivo promover el desarrollo industrial del país, en los últimos años a ese lineamiento lo atravesó, por un lado, un eje tecnológico y de innovación y, por otro, de sustentabilidad. En ese contexto, la Cámara se presentó en 2022 a un llamado que realizó el programa AL-Invest Verde de la Unión Europea, naciendo así Impulsa Verde.

Coejecutado por la Cámara de Comercio e Industria Uruguayo-Alemana y cofinanciado por AL-Invest Verde, tenía por objetivo “acompañar a las Mipymes industriales en la elaboración e implementación de un plan de crecimiento verde, buscando mejorar su competitividad de forma amigable con el ambiente”. El equipo conformado por Carola Saavedra, directora del proyecto por la CIU; Martina Bialostosky, responsable técnica, y Florencia Menoni, asistente de comunicación, explicaron que la Cámara contaba con una trayectoria previa en la ejecución de proyectos con foco en servicios de apoyo a empresas. En ese sentido, con Impulsa Verde “nace un espacio donde empezamos tímidamente a trabajar temas de economía circular con foco en la innovación”.
Por un lado se les brindó la oportunidad de financiamiento y por otro lado como Cámara contaban con conocimientos y antecedentes técnicos para poder llevar adelante el proyecto. “Las actividades de economía circular y de innovación son novedosas en el país, pero no solo implica que las empresas las incorporen, sino también incluye el desarrollo de capacidades nacionales”, explicaron. Entonces, desde la CIU buscan promover el desarrollo industrial, aportar en esa lógica de generar nuevas capacidades, el desarrollo empresarial y desarrollo país.
Después de 30 meses de ejecución, Impulsa Verde finalizó su ejecución apoyando a más de 400 empresas del sector industrial. En ese contexto, hicieron un repaso de lo que implicó el proceso, y el primer desafío fue dar a conocerlo y llegar a cada empresa. La segunda estrategia fue traducir las acciones a algo aplicable y práctico para cada una de ellas, llegando a la conclusión de la necesidad de desarrollar capacidades técnicas, más allá de financiar los productos, procesos o servicios circulares. Además, se focalizaron en ser el puente Academia-Industria.
El proyecto contó entonces con tres servicios, creados a partir de comprender la realidad del sector: Despegar Circular, en el que identificaron oportunidades de circularidad, Simbiosis Industrial y soluciones digitales, midieron la Huella de Agua y Huella de Carbono y promovieron la generación de modelos de negocios circulares mediante la vinculación con estudiantes universitarios.
Transformación Circular: acompañaron a las Mipymes en su proceso de implementación de prácticas circulares mediante asistencias técnicas, certificaciones y vinculación con el sector académico. Además, profundizaron en su Plataforma Industrial, el primer mercado virtual de residuos y subproductos, infraestructura y maquinaria, servicios y soluciones tecnológicas para la industria uruguaya.
Coaching Sostenible: realizaron capacitaciones para que puedan aplicar herramientas técnicas dentro de sus productos y procesos productivos, mediante encuentros Academia-Industria y una Red de Mentores.
“Fue un proceso de construcción de confianza con las empresas, en principio hicimos una detección de oportunidades, de incorporar la economía circular en la empresa con planes de acción. Después se avanzó en esa implementación de mejora, en la que se brindó asistencia técnica y financiamiento de manera gradual”, describieron.
A nivel de proyecto realizaron un balance positivo de cumplimiento de objetivos y consideraron relevante destacar que se logró el desarrollo de nuevos servicios y capacidades. Pero además, se demostró que “la industria manufacturera está activa, en el sentido de querer incorporar y sumarse a las tendencias, en este caso ambientales y de sostenibilidad”.
El equipo destacó la oportunidad de haber brindado herramientas, sobre todo a micro y pequeñas empresas “que son las más alejadas, a veces, del acceso a capacidades técnicas, a conocimiento, infraestructura, a laboratorios, investigadores y al financiamiento”.
La industria uruguaya cuenta con unas 19.000 empresas en el país, en ese contexto, desde la CIU apuntan a que “cada vez más sean competitivas, con un enfoque en economía circular, actividades de innovación y mejora de sus procesos”. En ese sentido, explicaron que “siempre estuvo de la mano el desarrollo competitivo, no es solo un discurso ambiental, sino que siempre está detrás la competitividad. Un ahorro ambiental es un ahorro de recursos y por lo tanto un ahorro económico para el negocio”.
El equipo de Impulsa Verde describió que las empresas buscaban las soluciones mirando hacia adentro, sin embargo, desde hace un tiempo, se puso sobre la mesa la expresión “innovación abierta”, que vincula ese proceso con el exterior. “Eso es parte de lo que fomentamos y predicamos con el ejemplo, generando capacidades y alianzas con otras instituciones, incluso académicas. Entonces, conociendo sus necesidades y capacidades de absorción, guiamos”.
Impulsa Verde tiene un “proyecto hermano”, que es Impulsa Industria, y mediante el que se están generando nuevas iniciativas para continuar estas líneas. “Hay temas de huellas ambientales, como la medición y mitigación de huella de agua y huella de carbono, que son relevantes para la eficiencia y la mirada sostenible de la industria y en los que queremos seguir caminando”, informaron. La gremial continúa así con ese rol de articular, conectar, construir canales, buscar financiamiento y proponer políticas y propuestas, para que la empresa obtenga herramientas y pueda caminar sola.
Además, destacaron que este tipo de proyectos les da información de lo que necesitan las empresas, de dónde hay debilidades o dificultades, qué tiempos tienen y qué hay que fomentar. Permite, a su vez, que en base a esos antecedentes y alianzas generadas se desarrollen metodologías nuevas de trabajo y servicios nuevos a nivel país, “dando saltos y generando actividades cada vez más complejas”. Por ejemplo, en cuanto a medición de huella de agua, actualmente hay empresas llevando adelante su primera experiencia, mediante el desarrollo de consultores nacionales y con supervisión de una consultoría internacional, mientras se piensa en proyectos de mitigación.
“Hay varias líneas de trabajo de la Cámara en tema de sostenibilidad, pero entendemos que es una temática de trabajo en crecimiento, que el día de mañana apostamos a que sean equipos nacionales los que formen a otros”, concluyeron.
Recuadro: “Un cambio sostenible implica esfuerzos de inversión y de capacidades y es nuestro rol allanar ese camino”













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